
Medicina Natural - Terapeutas - Revista - Programa de Radio "Mente Sana en Cuerpo Sano"
FUNDADA EL 28 DE SEPTIEMBRE DE 2014

El MIEDO
Todos en alguna oportunidad de la vida hemos sentido miedo, y en nuestra sociedad también vivimos permanentemente con distintos miedos.
El miedo es una emoción básica de los seres vivos, radicada en la parte más antigua del cerebro, el llamado cerebro reptiliano, y nos ayuda a ser conscientes y percatarnos de algún peligro, en este sentido, el miedo es una emoción absolutamente positiva.
Sin embargo, cuando esta emoción de miedo, que puede ser real o imaginaria, consciente o inconsciente, nos paraliza, nos produce ansiedad y stress, lo evaluamos como una emoción negativa.
Al sentir miedo, en el organismo se dispara toda una cadena de mecanismos fisiológicos y hormonales como una manera de prepararnos a dar una respuesta de agresión o huida frente a un peligro, pero también se produce la inhibición del sistema inmune que nos protege de adquirir enfermedades. Esto explica el por qué esta emoción determina comportamientos a nivel orgánico o de conducta que nos pueden llevar a enfermar.
¿Qué hacer frente a ello?
1.- Entender que esta emoción es la causa basal de muchos padecimientos, malestares o disfunciones tales como hipertensión arterial, alergias, fobias y muchas otras, como por ejemplo: caer en conductas adictivas.
2.- Es recomendable acudir a un buen terapeuta o naturópata certificado (si no deseas llenarte de fármacos), que podrá encontrar las causas basales y origen de tus miedos.
Existen terapias muy efectivas para erradicar los miedos: El Bío-magnetismo, La Liberación de Emociones Atrapadas (Cirugía emocional), Técnicas de Liberación Emocional (EFT), Flores de Bach y Regresiones Terapéuticas, que eliminarán rápidamente y de raíz las memorias celulares causantes de estos miedos.
Realizar estos tratamientos permite de una forma natural y efectiva vivir la vida libre de ataduras del pasado y disfrutarla.
Un ejercicio simple para manejar los miedos es cerrar los ojos y respirar lenta y profundamente pos la nariz dirigiendo tu atención al abdomen, bajo tu ombligo e imaginar un placentero color celeste, como el cielo.